lunes, 17 de diciembre de 2007

No tengo tele

Este fin de semana he tenido que explicar otra vez que no tengo tele. Que vivo en un mundo aparte donde no hay famosos de ningún tipo, donde no me inventan necesidades para aparentar que soy como los demás, o mejor. Como siempre, todos me dan la razón, porque casi nadie ve la tele (¿), sólo las películas, y para eso ya está el ordenador, pero aún así todos tienen tele y muchos se comprarán una mejor aprovechando estas fechas.
Se me da muy mal convencer a la gente, yo creo que es porque soy demasiado apasionada para disimular mis creencias, y esa pasión se trasmite como imposición. Así que prefiero callar. No molestar.
Pero después de más de dos años sin tele, me impresiona la cantidad de tiempo que tiene la gente para dedicar a algo tan ajeno. Y me refiero a las películas (los programas basura, como nadie los ve, para qué preocuparnos). Desde mi punto de vista, ver una película o dos al mes, es tiempo más que suficiente concedido a la alienación, a la otrosidad (sospechosamente parecido a atrocidad). Una película pide muy poco de uno mismo, es una historia de otros, con las imágenes que otros crean, al paso que otros deciden, con el énfasis que otros ponen donde otros quieren. (Y sí, por supuesto, que uno saca las conclusiones que saca y que no todos interpretan una misma película de la misma forma, puesto que algo de nosotros ponemos, pero reconoce que lo que pones es mínimo.) Además, terminamos haciendo a la televisión responsable de nuestro tiempo libre (hoy no echan nada). Pero lo que más me impresiona es la necesidad que se crea de no estar con nosotros mismos, de darnos absolutas vacaciones, como si nos pasásemos todo el día prestándonos total atención. Eso hace que me pregunte si el resto del mundo se encuentra tan centrado y viviendo a pleno rendimiento el tiempo que pasa fuera de su casa.
Leer, por ejemplo, pide tus propias imágenes, el paso no está totalmente controlado por otros, las interpretaciones también son más personales. Una conversación, comienza por tus propias historias, el paso es compartido, las interpretaciones pueden ser también compartidas y por tanto más interesantes. Meditar, pide que mires a tus interpretaciones, tus historias, tu paso, tus imágenes, tus conclusiones. Escribir es una forma de explorar tu interior. Hacer el amor, pide tu paso (es de esperar que compartido), y sobretodo tu presencia. Jugar con las cartas del tarot, te da puntos de mira inusuales, que despiertan tu imaginación y sentido lúdico. Hacer ejercicio es comunicarte con tu cuerpo… No sé, hay santísimas alternativas para todos los gustos…
Y es que lo que me pasa a mí, es que me echo de menos, y cuando tengo tiempo libre me encanta expandirme de las mil y una formas posibles y con los diferentes grados de profundidad que permiten otras actividades, hacerme un poco de casito. ¿Acaso vosotros no os echáis de menos?

2 comentarios:

Tormenta Solar dijo...

Síííí!! Me echo mucho de menos jo! Y al final sabes que hice ayer que podía haberme hecho casito? Me puse a limpiar como un loca. Me puse de excusa que por lo menos era productivo, y que podía reflejar mi cambio de ciclo, ya sabes, librarme de lo que ya no necesito para dejar espacio a lo nuevo que quiera entrar...
Bueno, ni que decir que recomiendo que toooodo el mundo se olvide de la tele! Aunque unas peliculillas si que admito, porque también considero que se puede aprender de ellas... Pero sed selectivos! Porque lo que sí que no queremos es que ocupen nuestro tiempo con mentiras, violencia y negatividades varias.

No me dices nada del blog...con el tiempo que he perdido de estar conmigo! ;)

Anónimo dijo...

La mayor parte de la gente no conoce el silencio. ¿Como podría? -Si la mente no para, ni el tiempo para, ni la tele para(!), ¿como podemos nosotros?

De pequeño le temía a la oscuridad. Despues de cenar me tocaba sacar la basura, y en la oscuridad se escondía un monstruo que me hacechaba. Tiraba las bolsas en el contenedor y salía por patas, a casa, sin mirar atrás.
Hace tiempo que ya no le temo. Ahora otro tipo de oscuridad me mantiene en velo: la oscuridad en mi mente.-Y la tengo abrazada como un pulpo, con todos mis ocho tentáculos. Es un pulso contra mí mismo.
Venceré!

Acabo de hacerme una promesa: se acabo el dominio de la tele. Ese seductor portal (que si el diablo existiera, sería sin duda una de sus creaciones estrella) ya no tiene poder sobre mí. He reconocido MI poder sobre él. Lo he parado. A ver si ahora, con más silencio en mi vida, puedo parar mi mente y, por que no, el tiempo.

gracias, y un abrazo

yo