sábado, 2 de agosto de 2008

Sincronario- calendario del 2008-2009.

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Bienvenid@s seamos a este nuevo año del tiempo maya que en vez de un número correlativo e inocuo, posee un nombre, el nombre de un sello que en este caso es el de la Tormenta Azul.

Hemos terminado todo un año con la energía del mago girando por toda nuestra vida, cada uno y cada una podrá ver que ha andado la magia circulando por su vida todo el año, que hemos sido regalad@s con numerosos momentos de encantamiento en que el tiempo se detuvo por el gozo supremo de quedarnos encantados en la magia de lo que nos ha pasado.

Siempre se dice que lo que aquí sucede está ahí para quienes quieran verlo, a nadie se le obliga, la semana maya es un viaje hacia el centro, no hacia afuera, la información de la cuarta dimensión del tiempo no va hacia fuera, no quiere que salgamos de nosotr@s y vayamos a sumirnos en algo que no es nuestro, el viaje maya es hacia la conciencia individual, hacia el autoconocimiento personal y desde ahí a la conexión con l@s demás., con el planeta con el universo entero, entonces la conciencia que comienza en el reconocimiento de nuestra propia firma galáctica o nuestro kin, como habitualmente se dice, pasa luego a ser la conexión con una misión en el jardín de cada un@, en la región de cada un@, en su color, en su raza, su clan, su armónica, desde ahí lo que comienza por un autoconocimiento se extiende hacia afuera, va por toda la tierra y abarca a todo este planeta y si es más, va aún más lejos,

si vemos a los Mayas, ello fueron capaces de describir órbitas de veintiséis mil años, de cincuenta y cuatro mil años y más aún, eso es esta conciencia que trasciende nuestros límites humanos y llega a ser conciencia planetaria, creándose así un hombre noosférico que está como semilla adentro de cada un2 y que habrá de descubrirse en el paso de la conciencia hacia su mayor desarrollo, de eso se trata todo esto y que ese don noosférico del ser humano cree una noosfera alrededor del planeta, noosfera que a través de la conciencia planetaria sea una caricia para toda la tierra, en vez de ser el miedo, o ser el afán de dominar o del dolor o de la indiferencia ante lo que es nuestra vida, de eso se trata todo esto y año a año se van dando las energías para que vayamos avanzando hacia la meta, meta que nos espera a todos, meta que el planeta aguarda como retribución nuestra, meta que el Padre - Madre, desde el cielo y desde la Tierra, nos alimenta cada año, cada luna, cada semana y cada día.

Para esta meta es que viene ahora la tormenta azul, para que se den las posibilidades de cambio, de transformación de todo aquello que mantiene atada a la conciencia, hace falta una tormenta que catalice la energía que se guarda cada día en que se atropella a un hermano de cualquiera de los reinos de la vida, es necesaria una tormenta que permita que se escape un poco de toda la fuerza contenida a costa de dolores de cabeza y de migrañas, a costa de ansiedades que se tapan de productos de plástico y que no sirven para nada, hace falta una tormenta que venga a hacer de la riqueza una concepción distinta a la que está de moda, a la que se mide con objetos desechables porque fallan o porque se quedan atrás, hace falta una tormenta que se lleve en un tornado los dineros que parecen la única manera de vivir la vida, hace falta una tormenta que remezca los cimientos de quien los ha construido con posturas cerradas del intelecto, hace falta una tormenta que abra puertas que siempre debieron estar abiertas, que haya cambios y transformaciones definitivas y súbitas, ya hace falta que se acabe esta espera indiferente en que sufre tanta gente, tanto hermano animal, vegetal o mineral, hace falta que se venga un vendaval que purifique el aire enrarecido, que libere de paredes el cielo, que libere de modelos divergentes lo que no tiene modelos, que permita que se junten todos los que aún no se han juntado, a tanta cosa le falta una tormenta, a tanto miedo que atrapa la mirada en apenas un pedazo tan pequeño de paisaje, a tanto sueño de cartón piedra, a tantas ansias de ponerle el pie encima a los vecinos, a tanta ideología, religión o creencia que no acepta a la del lado como cierta y que sólo permanece férrea en la medida en que la del lado existe, porque sólo así se justifica, le hace falta una tormenta a la montaña, para que baje con el agua y con la tierra que devuelva la humanidad a la ciudad iluminada con los carteles del engaño, le hace falta un huracán a la tibieza, un vendaval a la sequedad del alma, un temporal multicolor a la rutina, una tormenta de rayos y truenos gigantescos que vuelva a erizar la piel del hombre que sólo se conmueve por segundos frente a la pantalla de su televisor, de estas tormentas que son grandes o de esas más pequeñas que te arranquen de la sombra en que te tienen sometida las creencias con que te educaron,

tormentas para ti, para que el agua fría de la lluvia te devuelva el sentir, para que la intemperie de viento te saque de la estrecha habitación en que te esconden, para a ti de esa tormenta que te haga abandonar lo que te mata a diario, para ti de esa tormenta que te tiene correteando entre los mismos puntos toda la vida detrás de una mentira desde hace años ya desenmascarada.

A ti de esa tormenta que te pueda devolver la inocencia, la tibieza, el espacio para estar con los tuyos a oscuras en la noche de lluvias inclementes y que puedas resistir sin desesperos porque eres el hombre y la mujer que fuiste siempre y que a fuerza de comercio te hicieron olvidar y transar por una sombra.

De esta tormenta se trata y no es que venga como castigo o como desastre.

Es tan sólo el aunarse la energía en una cuenca y de pronto estallar libre, es tan sólo el sobrepeso del agua en la nube que de pronto precipita, es tan sólo el frío que se hace entre las nubes y la tierra que hace que se convierta en nieve, es sólo que se choquen esas nubes repletas de energías contrarias para que broten los rayos, es tan sólo el que la temperaturas determinen qué tipo de fenómeno habrá de suceder o las superficies de a tierra o la fases de la luna o tantas otras cosas que en su sincronía más pura y más limpia hacen que surjan la tormentas y que pasen por donde deban suceder, así de simple, así.

Así que no hay culpables, así que no hay víctimas, así que no hay intenciones ni de dioses ni de madres escondidas debajo de la tierra, así que sólo hay lo que se junta y que de una u otra forma debe auto gestar su esencia.

Que vengan la tormentas que se necesiten, decide tú desde tu esencia, qué quieres cambiar en esa vida que te queda después de estar sumido y sumida en el mundo blanco y negro, decide qué es el cambio que hace falta, qué transformarías en la tierra, en el aire, en tu forma, en las líneas con que ciñes tu presencia, decide cuál el cambio qué está a punto de explotar desde el silencio, decide, quiérelo, hazlo parte de tu noosférica fuerza para que sea posible, para que pueda en esta Tierra resurgir lo verdadero, no temas, no te temas, no dejes que te asuste la sincrónica presencia del cosmos, todo está en el exacto momento de hacerse, sólo nosotr@s no entendemos todavía tanta fuerza y basamos nuestra existencia en un detalle que apenas una brisa puede deshacer.

Nos vamos a dejar que la Tormenta Azul del la cosecha, se venga con su fuerza a renovar o a rehacer o a liberar lo que ya no aguanta más estar sumido.

Feliz año de la Tormenta Azul para tod@s l@s herman@s que han hecho del tiempo un aliado que alimenta, que orienta, que forma desde adentro, en vez de una cadena que nos lleva retrasados siempre detrás de la imaginaria y ajena inconciencia.

Feliz año de la Tormenta Azul a tod@s quienes quieran dejar que le libere la conciencia de todas las ataduras incorrectas y dejar que la armonía brote desde la más pura esencia como la más hermosa Tormenta

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